Los atriles se pueden realizar en cualquier tamaño, tanto para colocar sobre la mesa como para permitir que el orador se dirija al público de pie. Estos podios de pie pueden incluso tener la propaganda de la empresa perfectamente visible. Los de sobremesa no son tan visibles desde el punto de vista de la propaganda, pero permite poder tener sobre la mesa el teléfono la tableta o las hojas con un guión de la charla fácilmente visible y siempre a mano.
Algunos partidos políticos encargan atriles de cartón para sus campañas electorales. Los utilizan en los actos que se llevan a cabo en asociaciones de vecinos o espacios públicos que en principio no están habilitados para un meeting político. Permiten hacer propaganda, abaratar costes y trasladarlos sin dificultad a cualquier lugar al que se dirijan ya que caben en cualquier coche una vez desmontados.
Atriles para promociones
Estos atriles son también una fantástica herramienta para vendedores que tienen que visitar diferentes empresas para ofrecer sus productos. Un pequeño apoyo donde situar su tableta, que sea fácil de montar y que se pueda guardar en un maletín es ideal para sacarlo y que el cliente pueda ver un vídeo demostrativo, imágenes o cualquier otra promoción que se lleve en formato electrónico.
Del mismo modo, estos atriles pueden ser perfectos para promocionar un producto tecnológico, como un libro electrónico, un teléfono o similar, al que se le quieran atribuir propiedades ecológicas. Situarlo sobre un soporte de cartón es una buena manera de trasladar esta imagen al cliente.
Otro de los usos para estos soportes lo encontramos en exposiciones de libros, librerías o bibliotecas. Colocar un ejemplar sobre uno de estos atriles de cartón hará que destaque de entre el resto y permite que la gente pueda incluso ojearlo con calma.
Pueden usarse en bibliotecas para mostrar algunos ejemplares de libros ya sea solo a modo de exposición o para resaltar, por ejemplo, novedades donadas por una librería o por una editorial. En este caso, el atril podría llevar la propaganda de quien haya realizado el regalo, funcionando como una perfecta publicidad.